la tempestad se calma


Cuando duermen las palabras
y se calma el alma,
la luz se torna tenue,
cómo un ruiseñor
adormece su cantar.
El misterioso e inmenso mar,
templa sus aguas,
y la orilla cede sus labios a las algas, que suavemente se dejan posar.
Cuando el silencio se hace compañero, la luna con fuerza brilla más,
sin que nadie se atreva a romperlo, salvo para respirar.
La música en el corazón se adentra, haciendo de él su hogar.
Y suenan melodías que saben a raíz, tierra,
hojarasca,
árbol
y mar.
Cuando la mirada se hace dueña,
los sueños se convierten,
en uno con la verdad,
el paisaje es el presente,
y la mente deja de pensar.
En el silencio de su intimidad,
el corazón de nuevo siente,
y el color se transforma natural. Cuando los sentidos se armonizan,
el nucleo de la tierra deja de temblar,
la naturaleza vuelve a la vida,
besando con el aire la piel de la tierra,
y tus cabellos sin peinar.
Cuando la tempestad amaina,
el cuerpo vuelve a ser cuerpo,
la esencia es esencia,
y pájaro vuelve a ser el alma,
que retorna su volar.

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