Algo acaricia mi ser desde dentro,
Algo que por fuera es viento,
Salvo porque el cielo está quieto,
Porque las hojas duermen languidecidas.
Algo ilumina el corazón y el pensamiento,
Algo que por fuera es azul cielo,
Salvo por esta negrura de firmamento
Plagado de estrellas lejanas y adormecidas.
Algo calienta mi corazón sediento,
Un pensamiento que viene de lejos,
Cómo el amor incontestable,
Cómo la pasión sin freno.
El latir mágico e insondable de un misterio
Que mece a los miedos,
La ardiente llama siempre encendida del epicentro.
Sin verlo, sin escucharlo, ni tocarlo,
Sin que ningún sentido ande avisando,
Salvo por ese sentido que no se nombra
Que invade dentro, desde lejos.
Una ventana al corazón,
Desde el firmamento como espejo.
Una voz susurrando “te quiero”
Cuando en la soledad te siento.
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