Devuélveme mi libertad.
Devuélveme la
Y lanzala al viento.
De donde proviene
Lanzala contra la mar.
Devuélveme mi honra
Y mi lealtad.
No trunques sus significados
En pos de tu moral.
Porqué en mí mando Yo.
No tu . Ni tú divina ley.
Ni tú enseñanza dogmática.
Ni tú doma clásica.
Arcaica
De la edad media.
Del hierro y el yunke.
Del burka y la lapidación.
De la quema
Y la aniquilación.
Porqué mi cuerpo es mí cuerpo.
Mi honra solo mía es.
Quién mide la bondad o la maldad.
Según en que frontera se esté.
Según en que religión.
De hierro y yunke fué nuestra promesa.
Hacía lo eterno, Hacia la muerte,
De hierro y yunke fué nuestra apuesta
Hacía lo verdadero y genuino.
Lo original.
Y nos traería suerte.
Y así nos juramos a nosotros mismos
Asimismo nos lo creímos.
Pero el implacable tiempo.
Deshizo el conjuro del juramento.
Y llegó el tedio.
Llegó sin quererlo.
Sin proponerlo.
Y casi como en un juego.
Coqueteamos con la traición
Al juramento.
Enamorándonos de todo lo externo
Lo bello y lo no Bello.
Preguntándonos
Porqué la lealtad es desoír
A nuestro cuerpo.
A nuestra mente
Y a nuestro corazón.
Porqué es traición
Ser leal al sentimiento
Y cada vez que dormimos la misma pregunta aparece una y otra vez.
Que es lo que hace que todo esté en movimiento.
Y que es lo que nos hace creer con fe casi obsesiva.
Que no es así, y por siempre entre tú y yo habrá dicha.
Y por siempre amor.
Y por siempre Amor.
Si ya sabemos los dos.
Que nada es Eterno.
Ahh tal vez solo el recuerdo de aquél amor
Que a hierro y yunke se forjó
El recuerdo que aún hace palpitar al corazón
O le hace dolerse.
Pero que no nos deja indiferentes.
Tal vez a eso se refiere lo Eterno.
No al hecho en si.
No al sentimiento constante y permanente.
Sino al sentimiento en si mismo.
Cada vez que aparece el recuerdo.
De nuestro Amor.
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