Evasión

Evadete si.
Evadete en mi.
Confía y olvida
Olvida El miedo..
No hay pérdida
Tras el duelo.
Y sé.. 
Sé que es un lejano pasado. 
Y que en él 
La mente cortocircuitó la conexión con el corazón, al sentir la explosión 
De una emoción.
Sentimiento desbordado.
Abandonado, el corazón. 
De aquel amor primigenio.
Amor aún en construcción. 
Y sé que duele. Cómo duele 
Verte atado de pies y manos. 
Ante el propio caparazón auto impuesto. 
Del no poder querer sin la certeza 
De la posibilidad de que todo vaya mal. 
Confía abraza la herida. 
Déjame abrazar tu herida. 
Cómo amor mío abrazas tú la mía. 
Y la mente dicta evasión ante mí ilusión. 
Y tu corazón llora en grito ahogado, 
Acercame a su lado, 
Confía, que a la pérdida estamos acostumbrados. 
Aceptate aceptame. 
Evadete en mí. 
Que cueva profunda soy, 
Para resguardar con el abrazo, 
De la madre. Abrazo tierra. 
Abrazo montaña perpetua. 
Laguna llena. 
Abrazo de Padre, 
Calor del sol. 
Abrazo de comprensión y paciencia. 
Y Sé. Lo sé. 
Que la soledad de una misma, 
Es la mejor compañera, 
Pues esa compañía de uno mismo 
Nunca te suelta. 
Ni escapa a tierras lejanas. 

Confía cariño. 
Siempre estaré, 
En tu corazón herido. 
Siempre, en silencio compartido. 
Reconstruye. 
A la conexión 
Entre tu mente y tu corazón. 
Cariño, devuelve el cauce, 
Del río de tu cariño. 
Devuelvele a la mente su oído. En el corazón escondido. 
Y hablate a ti mismo desde mi. 
Cómo cuando hablas conmigo, 
Muerte y libertad puestas en la palestra filosofal. Balanza traicionera 
Porque el universo está contigo. 
Y adora la conversación, entre tu y yo. 
Cuando la conexión se convierte en aliada de nuestro corazón. 
Confía en mí presencia, 
Confía en mí amor. 
Porque no. Y el no es no. 
En la terca mente, 
de quien ahora soy yo. . 
No hay olvido tras el duelo. 
Nómada del eterno sueño, 
No escapes hacia otro cielo. 
Nómada que a la vida le fluyes
Demasiado a prisa. 
No rechaces 
Mi sonrisa. 
Cuando vuelva en mi 
La confianza de tu fluir. 
Lobo estepario. 
Cuervo blanco 
Confía en el nido 
En mi tejado construido. 
Lima el colmillo 
Cuando te muerdas a ti mismo, 
Creyendo morderme a mi. 
Con la excusa fingida. 
De la eterna ironía 
Sobre el deseo y su mentira. 

Que no mereces aunque lo intentes. 
No mereces ser destruido con otro olvido. 
No te anticipes al dolor, que no hay traición, no hay ataque en éste amor. 

Que te quiero, 
Así tal cual. 
Y confía que eres diamante. 
Que no necesitas comprobación constante 
En otros cuerpos y otras mentes
Que no necesitas vengarte en mi. 
Que si que lo sé. 
Que cómo se pudo abandonar algo tan bello, cómo tú mi amor. 
Que te quiero. 
Qué lo sé. 
Que la coraza te dice que no es sincero. 
Que a cada momento querrás huir a través de otros cuerpos, 
cuando tu corazón crea haber sido herido de nuevo. 
Y el camino cortado entre lo que sientes y lo que sabes. 
Cariño confiemos. 
En la herida, 
Y hagamos como los perros. 
Lamiendonos el uno al otro la sangre de aquel pasado. 
Hagámonos eternos. 

Amada confía en ti misma. 
En ese amor que me brindas. 
Confía en tu herida reconocida por fin. 
Confía en tu paciencia y empatia. 
Se cómo hasta ahora, fiel a ti misma. 

Que sabes que es serme fiel a mi. 

Que sabes que te hace bien. 
Aii. Amado mío confía en tu intuición. 
Conecatala con tu corazón. 
Y abre la mente. 
Que sabes cómo protegerme, 
de mí Condición de escapista
 ante mi misma. 

Porque la sensibilidad del amor mal dado. Del objeto - cuerpo usado. Me obliga a querer hacer daño. Antes de sentir el golpe dado. Por si acaso. 
Ya sabes que sé lo que me pierdo. 
Que tu enojo es sincero cuando intuyes la huella de la huida y el olvido, de la traición de un sincero amor. 
Ya sé que sabes, que no hay olvido ni perdón. Salvo si comprendo la razón. 
Amada lo sé tu venganza en mi. Y Mi venganza en ti. . 
Amado lo sé, que siempre fue 
En nombre de quien nos hizo daño. 
Evadirnos entonces en nuestro nido. 
Si quieres nido compartido. 







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