El código oculto


 Agua de fuente clara,
que no se seca,
Aunque el hilillo transparente parezca ser de otra manera.

Será La Corriente suave,
tal es su cauce,

Y aún pareciendo como si
se fuera a ocultar,
de tan suave y especial.
De tan fino su caminar...
Aun así
suave es la sensación,
para quien lo sabe observar.

Al Agua y a la fuente
y su prometedor caudal.
Qué Tras esconderse,
bajo la tierra,
tras las piedras,
que bordean su naturaleza naciente.
Se intuye el dejarse fluir,
empapando al puente hecho camino,
de mullida piedra y tierra,
Barro también mullido.
Sobre todo en primavera.

 cauce divertido,
aún sumergido.
Caudal nutrido.
Por él que andamos
Con los pies descalzos,
 Pero después de la tempestad,
después de aquel rumor lejano,
de una tormenta sin rayo,
de aquel  lugar,
en el que nos encontramos
cuando no sabemos mirar,
cuando la palabra exacta utilizamos ,
aunque eso nos haga pausarnos,
Pausarnos en el caminar.

Porque estaba siempre esa mano amiga,
que al acompañar nos daba fuerza y valentía
ya sea para beber del manantial,
ya sea para chapotear.

Y los pies descalzos.
Y el corazón abrigado,
Y el alma encontrada,
Y la vejez con calma.
Por si fuera la mente
Otro caudal de agua floreciente,
Infinito manantial.
Recuerdo del mar.
De donde el todo proviene,
Y a donde todo va a parar.

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