A titulo póstumo

A titulo póstumo quedó dicho que no habría final sin principio.
El principio quedó encallado. Absorto y estupefacto. Al verse a la cola del final.
Pues él principio se creía causa de toda cosa. No consecuencia. Tampoco resultado.
Se escondió entonces entre lineas, de los paréntesis y las comillas, de una historia sin principio ni final. A medio hacer. Inacabada. Sin terminar.
Llorando su sinsentido y sin saber su objetivo. Ni Cual era El cometido que todo principio tiene cuando algo llega a su final.
Y empezó a no quererse...
Y empezó a no saberse querido.
A preguntarse la razón de su destino.
Cuál era el renglón, cuál, de la página en blanco, su camino.

Se olvidó del título de su nacimiento o mejor dicho la póstuma frase a recordar en su entierro. Que la misma era. Pues no hay final sin comienzo aunque el comienzo sea protagonista al terminar y el final dé el pie al comenzar.

Algo se le escapaba al entendimiento de nuestro principio, que lloraba sin cesar por no saberse querido. Querido por si mismo.
Y el acento del misterio lo tenía la propia negación. Disimulada Entre medias de toda historia. Una negación muy pequeña, muy corta, pero que daba o quitaba el sentido de la historia. De la frase. Del título. Que al principio parecía otra cosa.
En ese momento exacto, aquel sinsentido empezó a tener sentido. Todo comenzó cuando se le extrajo la negación al sentido del principio.
Y se le dio la importancia merecida aún siendo negación. Aún pareciendo una desdicha.
Pues recordemos que:
No habría final sin un principio y esa condición hacia imprescindible a todo principio que apostase por un final. Fuera éste como fuera.
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Entonces el final quedo absorto. Bloqueado. Estupefacto.
¿Acaso Él no importaba nada?
En su memoria la misma frase como retahíla obsesiva de una caída. Fuera éste como fuera. Fuera éste como fuera.
El principio siempre será lo que da vida a la historia.
El final dolido cayó en su propio olvido.
Tal vez por colocarse tan al principio
Mas allá incluso del propio principio. Cuando el renglón esta en blanco y el camino aún, por delinear su trazo.
Y si no hay final, ya sea porque cayó olvidado en vete tú a saber que renglón del pasado. Ya sea porque lo olvidado dicen que no existe. Y sino existe, no está. La historia se enrollo en su propia circular y más que una historia empezó a parecerse a un dibujo contemporáneo Qué, o mareaba o aburría o demasiado embrollaba a la sabiduría.
El caso es que el principio que ya no era tal. volvió a perder el hilo y a no encontrar el sentido de tanto y tanto desatino.
Pero este final por fin recordó a su antecesor. El importante No. Un no sin condición. Y decidió no ser jamas olvidado y decidió que él, no Sería como fuese. Nunca cualquier cosa. Nunca rechazado... Rechazado por si mismo.
Y empezó a quererse.
Dando así sentido al principio, que recordemos, no se quería por verse al final.
Y así viéndose el principio y el final una misma cosa. Y así, Queriendose por igual. Empezó la historia a tener sentido, llegando a su final.

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