Y sin espinas, la Rosa

Es ésta una historia ligera
Pero con profundo significado
De sugerentes imágenes 
inyectando
un tentador sueño
Que siendo real o no
Te ofrezco prendado.
Cómo Rosa en el ojal
Del vestido que has de guardar
Para lucir en el momento exacto.
cuando tu quieras.
cuando lo veas
apropiado.

porque
Aquí me encuentro. 
Aquí,
 en el más absoluto silencio.
De un corazón desterrado. 
de un corazón remendado, 

Porque una mano me dibuja también.
 con hilos verdes, formando
una red de espinas 
que cubre por siempre
a este rojo corazón, 
antes inerte.
A mi corazón ahora ardiente.

Y mi corazón
Es una Rosa.
Y es tuya.
Flor espinosa
Que se esconde reservada.
Y Entregada 
De estrella a estrella.
Sin ser mirada.

Sólo tuya que me hablas 
como cascada alegre y burlona
Desde más allá del presente
hacía dentro y desde fuera,
Y me hablas de lo que no se entiende.
Ofreciendo una mano,
Y un amor siempre caliente.

Pero Me hablas de éster,
Cómo si el amor fuera omnipresente.

Aunque
Cómo un baile juegas 
con tus intenciones.
Las veo huir y asomarse. 
y como acto reflejo, .
Introducir un código
Como de hilo hecho 
Por las hebras del propio 
corazón desecho.

Tal vez
Para supurar la herida.
Para olvidar la espina.
Y entonces ser regalada
A una mano que se esconde
Entre el espacio, 
Bajo una montaña.

Una mano Enamorada.
Que me habla
 de un amor cálido
De una emoción templada.
Para poder poner en práctica
A la paciencia tuya.
Que ya no sé si me aguarda. 

Esa flor espinada,
es cómo el hilo al coser.
Que vuelve y escapa.
Siempre tejiendo
Puntada a puntada.
Una red,
 pero sin cebo.
Una tela,
 pero sin araña.
Y Dependerá del lobo y su aullido.
Que se cosa el descosido.
Mientras Sentado al calor del fuego.
Con mirada perdida 
y muy quieto.
Me Dibuja y riega
Trazo a trazo, 
Goteo a goteo.
Y aunque ésta es, 
La llave de aquello que se intenta
 La tecla que suena
Y vibra, de ausencia.
Aunque está sea,
En este mundo paralelo.
No es mi olvido lo que 
Le da sentido
Al ritmo de cada hilada 
Y puntada.
No.

Es Mi corazón 
Que sabe a máquina
que ha de ponerse en marcha.
Que siendo tiesto vacío,
Siendo prado de suelo seco,
Nube blanca
Ha de llenarse,
sin idas y venidas.
De aquello que transpiras.
Con la total confianza
Que a mi me falta.


Pero tranquilo nuestra esencia 
se quedará intacta..
En este juego de pensares y palabras,
Que vuelan de un lado al otro
Del muro levantado,
Por manos del pasado.
que separa mirando hacía otro lado
A Tu mundo y al mío.
ambos en extinción.

Y Que, Como reserva de un zoo
quedaron Expuestos a ojos ciegos,
Que cada cierto tiempo
Y como pájaros de mal agüero
vuelan alrededor..

Ojos ciegos que a puntadas inexpertas
intentan coser mal cosido
A éste descosido 
Que también es
 tu corazón herido.
Hecho de fierro frío
Piedra por fuera
Volcán dormido.

Y a mi corazón envejecido
Hecho yunque olvidado.
De Forja tradicional
Y Que, en un tiempo lejano
Y en un lugar cercano
Fue creado por tu mano
Para dar forma ablandando 
Con el calor de tu volcán
a la conexión mental.
Esta que nos une
Cuando del mundo
Somos olvidados.


Esencia que desata 
aquel vértigo Que siento 
Cuando juegas. 
A llenarme
Y saciarme. 
Hasta rebosar.
Hasta que quede pleno.
Y entonces ...vernos
Con los ojos de muertos
Si no surge el milagro de antes saber amarnos.
Sin cosidos ni descosidos..
sin remiendos.

Pero atados
de la mano
por el meñique,
a través de un fino hilo.
o mejor unidos
sabiéndose
queridos.

y será el final de éste cuento
 una historia profunda
de significado ligero:
donde encontrarnos podremos,

y será entonces y repitiendo,
 Éste un lenguaje,
que únicamente tú y yo conocemos.
y por el cual
nos hemos podido
imaginar.
el uno al otro.
de forma certera,
y modo correcto.
coincidiendo
en espacio y tiempo.
reconociéndonos sin miedo.
Tal vez volviendo a ser.
las dos mitades de un mismo centro.

Yo 
la herramienta de tu consuelo.
el enigma secreto
de tu misterio.
 la canción que le da sentido
con su ritmo
a la existencia
de tu fuego interno.
yo,  sólo eso.
el instrumento de tu verdad.
y tú..
tú, la mano que rompe las cadenas
 de mi antiguo sueño,
 lejano y bello.
lo que cura de locura
mi universo.
tan propio como ajeno.
el remanso de paz cuando no me pierdo
poniéndole así fin a éste cuento.

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