A ella

A mi ninfa dormida sobre el riachuelo,
Que a borbotones nos cuenta que la vida se escapa.
A mi madre dormida sobre el lienzo,
Que busca el próximo trazo,
Perdida la mirada.
A mi hermana dormida en campo abierto,
Que al cortar el último racimo,
Entre piedras descansa.
A mi hija dormida sobre el pecho,
Con su boquita llena de leche y de sueño.
A mi musa dormida para la que no existe el tiempo,
Pues su inmortalidad le susurra
Paciencia y calma.

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