una puerta al otro lado

La larga cuesta empinada llevaba a un lugar que nunca antes conoció. A lo lejos,las hileras de cepas auguraban espaldas al sol y manos manchadas de jugo de uva, barro y sudor. largos días de Septiembre como lienzo sin pintar, sin futuro, sin ideas preconcebidas ni temor alguno. Dicen que las grandes cosas crecen en silencio, y así creció aquello. Aquello que con cada corte de racimo mataba al antiguo ser haciéndolo nacer a su vez. El duende estaba siendo liberado. Y en la noche estrellada, al cobijo de una fría estancia y junto al canto ancestral de un pueblo en lucha, despertaba el duende y salia disparado del cuerpo humano para mirar por por primera vez. Y ver en aquellos ojos al mundo reconociendose desde el otro lado. Pero la única manera de evitar que una gota se evapore es devolverla al océano. Y la vida entonces impuso kilómetros de caminos de tierra y vivencias, construyendo un muro entre dos mundos. Un muro qué unos creen construir y otros derribarlo. De vez en cuando alas de pensamiento sobrevuelan el universo y pasan al otro lado, como un corto bis a bis de ideas llenas de amor e imaginación. Es por ello que aquello siguió creciendo sin apenas mirarlo, transformándose y evolucionando. Y así adquirió fortaleza, aquello que traspasa fronteras, porque quien mueve montañas empezó moviendo piedras. Pero todo lo bello y verdadero no puede ser poseído, y aquello se contagió, expandiéndose más allá de los dos mundos, más allá del muro. El encantamiento estaba hecho. Pero para entender todo es necesario olvidar todo, y el contagio se volvió bruma que inundó los dos mundos. Se tuvo que desaprender para empezar por el final y terminar en el comienzo. Volvió la edad de la inocencia, donde no hay lugar para perspicacias, ni para enjuiciamientos. El muro se convirtió en esponja, absorbiendo los buenos momentos cómo gotas de agua caídas del pensamiento, Y de él nacieron brotes de aquello que nace en el corazón y se expande por el cielo. Las mentes abrieron sus ventanas y levantaron el vuelo, desplegando sus alas en pos de un futuro certero, porque todo lugar es ahora y el aquí todo momento, siendo esto la semilla para que aquello que fue bruma se convirtiera en energía que acariciaba desde dentro, Y es fácil creer que somos olas pero no debemos olvidar que también somos océano. Por ello el duende se hizo uno consigo mismo, viviendo y expresando lo que era una parte de él, lo que venía de dentro. Con paciencia esperaba a que el barro se asentara y el agua estuviera clara, permaneciendo inmóvil hasta que la acción correcta se le presentara. Aquello que nació, creció,evolucionó y se expandió. Aquello que se volvió bruma para convertirse en energía. Aquello que nace y actúa desde el corazón, aquello que no murió, caló en los huesos de los dos mundos convirtiendo el camino en si mismo. entonces los dos mundos enmudecieron para mirarse hacia dentro y de los brotes del muro nacieron espinas de agua para que nadie los destruyera ni lo levantara, para cumplir su función de espejo hasta que aquello que une y separa volviera a elevarse por el universo.

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