amor galáctico

Dice la leyenda que el hijo Sol, un día, mientras descansaba en su harén de planetas, al escuchar el sonido del corazón de la tierra, quedo tan conmovido que fingió quedarse dormido para rozar con uno de sus rayos ardientes el cuerpo del planeta. Este calor envolvió a la tierra en una nube de suspiros, que sabiéndose amada, tembló como una hoja de chopo en seísmos de amor. El Sol al verse correspondido, le envió mil besos ardientes y le regalo su más preciado don, que al contrario de lo que pueda creerse, no era su calor, sino el semen de la vida depositado en cada beso húmedo de fuego, inundando a la tierra en un mar de placer. De éste galáctico acto de amor nacieron un trillón de hijos e hijas, todos iguales, cada uno distinto. Y dicen que cuando dos seres del planeta Tierra se aman, son el Sol y la Tierra, que a través de nosotros se están haciendo el amor.

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