Con un poquito de limón y sal azucarada,
algo de hinojo, y de hierba buena bien salpimentada.
Con una ramita de enebro, laurel, y carda momo con miel,
un chorrito de la esencia de vida,
una lágrima escondida de una ninfa dormida,
y el jugo de la sabia de un quejido de boj,
Agregarle la dulce llama de la mirada,
y la sangre apasionada de un deseo feroz.
Después pochar el timbre de voz de un gallo en madrugada,
y el caldito concentrado de todo sentimiento de amor,
de la mirada perdida al alba,
del querer sin desear o desear sin querer,
o, según paladar, los dos a la vez.
Todo esto sin olvidarnos que es menester,
que todo sueño ha de cumplirse,
y ha de cumplirse bien,
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