la era de los sin nombre




(en recuerdo a una generación dormida)

Se pierde el tiempo entre desayunos, comidas y cenas
Entre espesas mantas y cine a medio ver.
Se pierde el tiempo entre un me quieres y no me quieres,
Entre gastos y ahorros, y siestas al atardecer.
Parece que el mundo es solo eso, vivir como se pueda,
Y como se pueda, haber vivido bien.
El alimento del alma son jaulas de grillos llenas de datos por aprender,
Son tiernas miradas llenas de cotidianidad.
La rutina invade los sueños, lugar sagrado donde ya no es posible volar,
Donde el alma ya no explota de creatividad.
La felicidad se esconde en caricias llenas de nostalgia,
Y la responsabilidad piso a la locura de inventar el día a día,
Con salpicaduras de mentiras y de verdad.
El siglo de la espera se deja ver y palpita en nuestros corazones.
Espera a despertar entre grises cartones.
Olvidamos el significado de la palabra esperanza, Se nos olvidaron sus colores.
Y vagamos en busca de su sombra para no sentirnos perdedores.
Pero nuestro tiempo ya paso.
Muerta nuestra generación en los libros de historia
Muerta sin haber tenido apenas tiempo a nacer.

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