la espera




El viento estático no acaricia las hojas otoñales de los árboles.
Que suavemente besan las aguas frescas del río. Besos sin caricia.
El corazón no late al ritmo de la vida, si no más pausadamente.
Como los ojos al cerrarse, lentamente, sin prisa.
Esta habitación, el refugio en donde nunca pasa nada
En donde los días nunca terminan, porque no existen los días
Porque de la noche es guarida, refugio de la calma
Miradas.
Infinitas miradas a través del cristal de la ventana
Escudriñando a la vida ke, allá lejos se mueve deprisa
que acá adentro ni siquiera respira.
Éste rincón, cómo sala de espera de algún hospital
Lleno de toses resignadas, de miradas a la puerta ke,
Nunca se abre para dar paso a quien ha de llamar
Éste rincón, cómo banco del parque con flores en el regazo
Flores olvidadas por el despecho del abandono
Éste rincón, como habitación de quien tiene cómo cuadro
El techo desvencijado, carcomido por la humedad de los años
Éste rincón intemporal en donde el espejo ya no es fiel a la verdad
Ke no muestra las nuevas arrugas, el cansancio de los ojos, de la boca
Ke quedo atrapado en el tiempo, como la imagen ke refleja
La vida descansa por unos días, que bien pudieran ser siglos
Siglos de muerte de una mirada que mira sin mirar siquiera
Siglos de sueño de una boca despierta que ya no busca a la vida
Siglos de espera en una mente silenciosa, que no, vacía.

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