la senda

Una somnolienta luz penetra suavemente por mis párpados cerrados,
La fría mañana lame mi frente con la suavidad del rocío.
No pares, no pares nunca,
hacia atrás o hacia adelante, pero no pares.
el camino nunca será igual aunque las piedras que lo bordeen parezcan las mismas,
las misma piedras que te vieron nacer.
El aire limpio y húmedo rasga dulces caricias a mi garganta que se estira,
Fragancias de lo imposible, de lo desconocido serpentean por mi piel.
Volver a empezar es volver a nacer, sentir de nuevo la piel,
sentir de nuevo tu piel.
No es fracaso, no es perder lo hecho, lo andado, si no un nuevo libro a leer.
gotas de vida refrescan los sueños olvidados, sueños en los que dejé de creer
y el sol empuja a los sentidos, haciéndose camino a través.
Volverlo a intentar una vez más, sin volver la vista hacia atrás
es crear y crear;
Una vida, cien vidas más, sin tener nunca la sensación de caer.
Una blanca nube traspasa mi corazón haciéndome entender,
La textura de la tierra de mis pies comienza a desaparecer.
No hay limite para los sueños que te empujan a respirar, a sonreír.
No hay limite para los pasos que te alientan a seguir,
A seguir siempre caminando

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